El único sobreviviente ileso de la avioneta siniestrada
VOLVIÓ A NACER. Antonio Hermes Soto Gómez, que sobrevivió a la caída de la nave de la FAP, sin daño físico que lamentar, agradece a Dios por mantenerlo con vida. (FOTO: William Sánchez Peña).
MILAGRO EN LA SELVA. Antonio Hermes Soto Gómez junto a su esposa Luz Angélica Hoyos Apagüeño, en el hospital regional de Pucallpa, recibiendo las primeras atenciones médicas. (FOTO: William Sánchez Peña).
Pucallpa. 26.05.07. Antonio Hermes Soto Gómez (35) fue uno de los siete sobrevivientes de la fatídica avioneta de la FAP que cayó el jueves en la selva de Contamana. Fue el único que resultó ileso, presentando solo algunos rasguños. Fue el primero en salir de la aeronave y luego, “llamado por el Señor”, según dijo, regresó y ayudó a cinco de los que sobrevivieron a alejarse del avión que se estaba incendiando y temía que explote.
Fue también el último de los heridos en ser trasladado la mañana de hoy, quedando internado en el Hospital Regional de Pucallpa, para ser sometido a un examen médico general, según se explicó en dicho nosocomio.
Cuando los rescatistas de la Policía Nacional llegaron al lugar donde se encontraban los heridos a bordo de los helicópteros, prefirió no subirse a ninguna de esas aeronaves debido al impacto psicológico que le causó el accidente. Les dijo dónde estaban los demás y optó por embarcarse en un peque peque y salir a Contamana.
Se trataba por cierto de Soto Gómez, quien tras recibir las primeras atenciones médicas, agradeció al Señor Jesús por el milagro de mantenerlo con vida tras el fatal accidente. “Dame fuerzas Señor, para llegar y encontrar a alguien y pedir ayuda. En ese momento, escuché a unos cien metros el ruido de machetes de unos montaraces que hacían trocha. Cuando me vieron, les dije que atrás quedaban seis heridos de la avioneta que se accidentó y que necesitaban auxilio”, relató.
Salir con vida de un accidente aéreo es como volver a nacer de nuevo, dijo al recordar que vio varios cuerpos sin vida, que no estaban esparcidos sino dentro del avión. “Los tres tripulantes murieron al instante, así como casi todos los que estuvieron en la parte delantera del avión”, refirió.
¿En qué momento sintió que caía la nave? Sentimos una fuerte turbulencia con una torrencial lluvia, respondió. Me parece que los pilotos perdieron el control por el mal tiempo, pero ellos habían decidido arriesgarse, agregó.
Antonio Hermes Soto, se embarcó en Iquitos rumbo a Pampa Hermosa, su tierra,. Su esposa Luz Angélica Hoyos Apagüeño, llegó desde ese lugar tras conocer del accidente.
FIN
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